Michelle Mendoza


Por Godo de Medeiros / Fotografía: tomada de @mmendoza_GT en X

Fue en la tarde de un sábado de agosto de 2021, si mal no recuerdo, en que la saludé personalmente por primera y única vez en el parque central en ocasión de una de las tantas protestas ciudadanas contra la corrupción. Me saludó con desconfianza y me auscultó con la mirada, creyendo tal vez que yo era un maleante o un infiltrado que se acercaba con fines inconfesados.


Entendí dos cosas.


Ciertos periodistas admitidos por el establishment tienden a ser petulantes y a ver a los demás con desdén, pero también en los países inseguros y gobernados por tribus criminales, como Somalia y Guatemala, resulta obligatorio ser desconfiados y andar siempre ojos al Cristo, incluso, con las "amistades", tomando en cuenta que el país está infestado de traidores.


Me despedí.

 

Hora y media después regresé al parque con un ejemplar dedicado de Algo quedará de pie tras la tormenta, pero no la encontré. Hubiera deseado platicar con ella justamente del papel de los periodistas en esta época de gran agitación en la que el teatro de operaciones de una guerra tan sanguinaria como las que echan mano de la pólvora está en las redes sociales.


En la historia reciente del periodismo guatemalteco, acaso Irma Flaquer sea la figura señera de la mujer valerosa que puso su pluma al servicio de un pueblo víctima de perdurables abusos. La otra es Michelle Mendoza, joven reportera a quien un capricho del destino acabó colocando en un sitio de la Historia al que pocos pueden llegar, pero en el que quizá nadie quisiera estar (por el contexto al que se enfrenta).


A Fernanda Castejón la recordamos también por su valentía y actitud diligente quebrando el monopolio de la versión hegemónica al buscar otras voces para equilibrar sus informes. Y aunque su carrera periodística como corresponsal de cadenas noticiosas internacionales se desarrolló en una Centroamérica en negociaciones para terminar la guerra, el caso de Michelle Mendoza es quizá más dramático por la intensidad de las amenazas y ataques de los que ha sido blanco por parte de los mismos actores extremistas con distintos métodos.


Quien fuera hasta hace poco la corresponsal en Guatemala de CNN está siendo sometida permanentemente a torturas psicológicas en el campo de concentración que resultan ser las redes sociales debido a su determinación de ejercer un periodismo al margen del canon.


La peor desgracia que pudo pasarle a Guatemala y a su democracia de casi cuatro décadas fue el gobierno de Jimmy Morales, pues a él se debe la cooptación del aparato legal y judicial y el desmantelamiento del Ministerio Público, desde donde pareciera, no lo estoy asegurando, que opera una estructura ilegal externa con personal pagado con fondos públicos que quizás esté contratado bajo alguna figura similar a la que usan instituciones de inteligencia como el Mossad y la CIA (que requieren medidas de seguridad altamente compartimentadas para proteger el trabajo de sus agentes y oficiales).


Claro está, comparar una cuenta de Netcenter creada para difamar e infundir terror diseminando información secreta de una institución del Estado resultará insultante para los agentes encubiertos de los entes mencionados, los que, dicho sea de paso, se avergonzarían de haber invertido tiempo, recursos tecnológicos de última generación y conocimientos científicos de las técnicas más avanzadas de espionaje, si ese fuera el caso, preparando gente para cebarse contra quien paga sus salarios: El pueblo.


Varios años acumula Michelle Mendoza recibiendo golpes arteros. Y, admirablemente, sigue de pie bajo esta tormenta de traiciones, maledicencias y odios que la arrinconaron sin que sus anónimos atacantes imaginaran que al grito de "Se acabaron las formas. Seré más directa y clara" se lamería las heridas y emergería para convertirse en uno de los íconos (el más incisivo acaso) de la batalla por la democracia en Guatemala y en contra el fascismo que seguramente intentará cualquier cosa para silenciarla, por lo que se ha menester que la comunidad internacional la resguarde en donde quiera que esté enfrentando un exilio que sin dudas será incómodo y doloroso para ella y su familia. 

1 Comentarios

  1. Siempre atinadas las letras de Godo, pero esta vez me parecen muchísimo más valiosas porque escribir para apoyar las voces disidentes es casi atentar contra la vida misma. Gracias Michelle Mendoza por la valentía con la que defiende la democracia de esta Guatemala que le debe ya mucho.

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