La noche del 25 de junio tuve la premonición de que Bernardo Arévalo sería el próximo presidente de Guatemala.
En los días siguientes, me asaltó la obsesión de escribir un libro sobre aquellas elecciones cuestionadas incluso por quienes años atrás habían cooptado las instituciones del Estado.
Apalancado por el hecho de que mucho del material que necesitaría estaba procesado de antemano, comencé con los apuntes generadores en la primera semana de julio en que a la vez elegí La semilla de la discordia como título.
Habiendo atestiguado los resultados ciertamente sorprendentes del escrutinio, confieso que me quedé corto al predecir que el binomio del Movimiento Semilla sería atacado con tanta animosidad en el lapso entre ambas elecciones, la general y la segunda que se realizará dentro de ocho días.
De modo que este libro surgió del hastío.
Lo que anoté en mis libretas aquellos primeros días de julio fue lo siguiente: "Lo que predomina en estas elecciones es la guerra legal, el terror y la desinformación que tanta muerte y dolor nos han causado desde 1954".
Así empezó todo.
Lo demás está en las páginas de La semilla que germinó bajo fuego [Memorial de una batalla política en desarrollo] que presentaremos públicamente el jueves 17 del mes en curso.
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