El derrocamiento de Manuel Villacorta


Por Godo de Medeiros/Imagen: Gran Torino Blu-ray

Un incidente adrede durante una entrevista radial en 2019 fue el experimento para perfilar una maquiavélica estrategia en contra del entonces candidato presidencial del Movimiento Político Winaq, Manuel Villacorta.


Los conspiradores, diseminados tácticamente en los medios de comunicación, veían en la integridad, calidez y sinceridad de Villacorta a la antítesis del político común guatemalteco. Y sabedores de su condición insobornable, pronto descubrieron su lado débil.


En un país en donde predomina la gente taimada e intrigante, los intelectuales tienen el riesgo de no ser comprendidos por la emotividad que exponen en situaciones insoportables como las injusticias o las conductas nocivas.


Las personas creativas tienden a ser honestas en la mayoría de veces y no miden las consecuencias de desenvolverse con autenticidad, contrario a aquellos a quienes les gusta complacer y condescender.


Villacorta compareció a las elecciones generales de aquel año atacado sin misericordia por haber cuestionado unas encuestas que parecían jugar en contra suya y de su partido que no obstante obtuvieron un séptimo lugar con 229,734 votos (el 5.9%), logrando al mismo tiempo cuatro escaños en el Legislativo y uno en el Parlamento Centroamericano (Parlacen).


Cuatro años más tarde, esta vez con el partido Voluntad, Oportunidad y Solidaridad (VOS), alcanzaría 238, 686 votos (el 4.3%), llevando al Congreso a cuatro diputados y uno al Parlacen. En ambas elecciones quedó en séptimo lugar, superó los 200 mil votos y ayudó a las dos agrupaciones políticas a colocar cuatro diputados nacionales y uno regional. 


Algo tiene el sociólogo con los números 7, 4 y 1.


Pero ¿qué habrá ocurrido con aquel genuino y osado candidato que lamentablemente ha anunciado su retiro de la actividad político partidista?


Cuando en febrero de este año fue proclamado presidenciable de VOS, la extrema derecha lo perfiló como el enemigo a vencer dentro de las pocas opciones electorales que presentaba la izquierda guatemalteca.


Fue así como una primera fase de ataques en redes sociales procuró restarle simpatizantes dentro de la izquierda al vincularlo con "la vieja política" (Sandra Torres) por el hecho de participar con un partido creado por Orlando Blanco, Carlos Barreda, Jairo Flores, Óscar Argueta y Karina Paz (de ellos solo Argueta no logró reelegirse).


Dos meses ásperos y crueles que Villacorta logró superar y de manera increíble ascendió a un cuarto lugar en una encuesta levantada a mediados de abril y cuyos porcentajes respecto de los primeros cuatro lugares acabaron siendo casi como finalizó la elección del 25 de junio pasado con otros protagonistas (ver en este blog Caballo que alcanza, gana).


A finales de aquel mes, Nuestro Diario publicó los resultados de un sondeo electrónico que ratificaba al presidenciable en la cuarta casilla casi en un cuádruple empate con tres segundos lugares. Para su infortunio, cuatro días más tarde Prensa Libre divulgó su encuesta en la que increíblemente el candidato de VOS fue enviado a un séptimo lugar.


¡El instante ansiado por los conspiradores!


A sabiendas de que las encuestas generan un efecto devastador en sociedades indecisas y poco politizadas, tal como ocurre con los aficionados al futbol que salen huyendo del estadio o apagan el televisor cuando ven que su equipo va perdiendo, la reacción de Villacorta solo justificó que sus enemigos se cebaran contra él como una manada de feroces leones hambrientos contra un toro solitario en la llanura. 


Y pese a tener todo a su favor, no terminaron de domarlo. 


Otra encuesta, sin embargo, se estaba preparando.


El 14 de junio, una empresa de mercadeo y estudios de opinión pública tenía lista una encuesta que había levantado días atrás, pero cuyos resultados fueron divulgados casi 10 días después, el 22 de junio, a menos 72 horas de las elecciones generales. Fue como si los leones lograran, por fin, someter al bravío ejemplar.


No fue solo aquello.


Gallardo, o tal vez intrépido, Villacorta acabó devorado por felinos y hienas tras haber anunciado su hipotético gabinete de gobierno, algo que nunca nadie había tenido el coraje y la decencia de hacer, y luego de que fuera masificado un video en el que emitía juicios de valor generosos hacia un nieto del expresidente Álvaro Arzú.


El asiento que estaba reservado para él lo ocupa ahora Bernardo Arévalo, el candidato que rompió los cánones y demostró que las encuestas si no son falsas al menos son altamente tóxicas para la democracia.

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