Por Godo de Medeiros
Para las familias campesinas que habitan en los rincones más remotos adonde no llegan los políticos ni siquiera en época de campaña electoral, el cierre definitivo de elPeriódico es una noticia devastadora.
Para los millones de niños y niñas que padecen desnutrición crónica a lo largo y ancho de Guatemala, el cierre definitivo de elPeriódico es una noticia devastadora; lo mismo que para los centenares de miles de adolescentes que reciben clases en escuelas sin paredes, pupitres ni techo.
Para las centenares de miles de madres solteras, incluidas las niñas y adolescentes que pronto lo serán, a cuya mayoría acaso la sociedad solo les puede ofrecer como alternativa de sobrevivencia la prostitución o la venta de drogas al menudeo, el cierre definitivo de elPeriódico es una noticia devastadora.
Podríamos pasarnos el día entero nombrando a cada segmento de población para el que sin dudas el cierre definitivo de elPeriódico es una noticia devastadora, pero basta con algunos ejemplos para comprender las dimensiones que suponen en un país en vías de desarrollo la aniquilación de un medio de comunicación contestatario.
Mantener ocultos los negocios ilícitos entre empresarios privados y funcionarios estatales cuyas consecuencias se traducen en inseguridad en las calles, en infraestructura de mala calidad, en la reducción de los servicios públicos y el aumento en el costo de vida, por mencionar lo menos, pareciera haber sido la principal razón para destrozar al periódico que sumaba apenas 27 años de existencia.
La percepción generalizada en este momento es que su cierre definitivo tras una bien planificada asfixia económica se ha debido a un sentimiento de venganza.
Sea como fuere, quien pierde es la sociedad, el pueblo empobrecido y obligado a emigrar debido a que la corrupción público-privada no permite el desarrollo y bienestar que le convendría incluso a los empresarios probablemente hoy se habrán levantado felices a desayunar chicharrones con mayonesa y whisky on the rocks.
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