Cita en el Palacio de la Loba

Por Godo de Medeiros

A escasos 22 días de las elecciones generales, los vecinos de la capital de Guatemala tienen la oportunidad de sellar el destino de la ciudad, perpetuando a una administración municipal de casi cuatro décadas que ha complicado la convivencia del poco más de un millón de habitantes o emprendiendo la ruta que acabe con el estrés y la disminución de los ingresos familiares debido a la inseguridad, el gasto excesivo en gasolina y transporte, y la compra de agua a particulares.

El origen de los problemas de la metrópoli se debe a la falta de planificación de largo plazo y a la visión lucrativa de las autoridades municipales que han repetido gobierno desde 1986, logrando las escasas cosas buenas gracias a los planes municipales que dejó el recordado alcalde Manuel Colom Argueta (1970-1974), quien trazó la vía para la modernización anteponiendo la vivienda, el transporte, el suministro de agua potable y la recreación cultural, artística y deportiva.

Contrario a lo que por lógica los vecinos esperan de sus autoridades, la administración municipal privilegia la avaricia, favoreciendo los negocios de empresarios desarrolladores de centros comerciales, edificios de oficinas y apartamentos inaccesibles para la mayoría y a los productores de cemento y hierro, lo cual no es censurable como no sea por el favoritismo o por el desorden descomunal que tiene implicaciones, incluso, en el tránsito y en el suministro de agua potable, principalmente en los sectores excluidos de aquellos negocios.

Al menos dos de los siete candidatos a los que se percibe como parte de la familia que administra la comuna capitalina han denunciado el cierre premeditado de entre 42 y 50 pozos de agua municipales para beneficiar a compañías particulares que le venden el líquido a la propia empresa municipal encargada del suministro.

A este pelotón que compite por la alcaldía en modo "si no quedan mis compadres, que queden mis ahijados" se está enfrentando con estoicismo quien sin dudas es la propuesta diferente en este proceso electoral atípico en nuestra historia: Ninotchka Matute Rodríguez, Nino, quien quedó al frente de la planilla FoppaXLaCiudad, de la coalición Semilla, URNG-Maiz, Winaq.

Nino aventaja a sus oponentes no solamente en méritos académicos como arquitecta y urbanista y por su despliegue de experiencia en rehabilitación de espacios públicos y privados, sino porque tiene un plan de trabajo cuyos ejes de seguridad, transporte, vivienda y agua han sido mencionados como propios sin rubor alguno por al menos tres de sus adversarios.

Ajena a la demagogia y el embuste político, Nino desarrollaría un sistema de transporte público novedoso que descongestionará las vías, eliminando el estrés como primer beneficio y permitiendo un ahorro significativo en tiempo, combustibles y en pago del taxi pirada que la administración municipal instituyó de facto aprovechando la pandemia al dejar solo el Transmetro como medio de transporte público.

Su promesa de acabar con el colapso y el abandono de la ciudad incluye, entre otras iniciativas, reactivar la adormecida Empresa Metropolitana de Vivienda, que puede constituirse en la alternativa, por ejemplo, para miles de madres solteras y de jóvenes trabajadores del sector Call Center y BPO que podrán optar a una vivienda propia y culminar sus estudios superiores.

La propuesta de Nino y de la planilla FoppaXLaCiudad, conformada por un equipo joven y multidisciplinario, es sencilla, clara y posible: dignificar el espacio público. Esto es, mejorar y crear la infraestructura que genere trabajo, seguridad, bienestar y satisfacción para los habitantes y visitantes de la ciudad, en una atmósfera de tranquilidad y convivencia respetuosa en el que los seres humanos no se sientan amenazados, estafados o derrotados.