Por Godo de Medeiros
Hollywood es la mayor y más efectiva agencia publicitaria de un patrón ideológico hegemónico que va más allá del negocio del entretenimiento.
En poco más de un siglo, la industria cinematográfica que empezó en un pequeño barrio de Los Ángeles, California, diseñó varios paradigmas que reflejan el mundo de hoy.
Y entre las narrativas construidas por el cine hollywoodense que fueron adoptadas sin discusión alguna por grandes segmentos de población está la del pueblo judío en Europa como la única víctima de crímenes de odio.
Diferentes registros históricos de los execrables delitos ordenados por Adolfo Hitler durante la II Guerra Mundial dan cuenta de los asesinatos de más de cinco millones de polacos no judíos, casi seis millones de judíos y al menos 26 millones de rusos.
Algunos historiadores estiman que en los campos de concentración y en las cámaras de gases del nazismo habrían sufrido suplicios hasta la muerte mucho más rusos que judíos, algo que la humanidad debería de condenar y no olvidar jamás, porque igual de dolorosa seguirá siendo la ejecución de un solo judío o un solo ruso, palestino, colombiano o guatemalteco a manos de fanáticos extremistas.
Farha es una película basada en hechos reales sobre el casi millón de palestinos que fueron expulsados de sus propias tierras por el ejército israelí tras el acuerdo de Naciones Unidas que hizo posible el surgimiento de Israel como Estado.
Sin dudas, una de las películas extranjeras que debió figurar entre las nominadas a los premios Óscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas y que tenía grandes posibilidades de obtener estatuillas, según medios electrónicos que la catalogan como "honesta, estremecedora, objetiva e impactante".
El hilo conductor del drama de 2022 es la historia de Farha, una adolescente de 14 años cuyos sueños de convertirse en maestra se ven truncados al ser desterrada de su natal Palestina.
Dirigida de manera encomiable por la también escritora jornada Darin J. Sallam, la película ha merecido numerosos premios en diferentes festivales de cine, entre ellos los de Toronto, Roma, Mallorca y Goteborg.
No obstante figurar en el catálogo de películas y series de Netflix, Farha no ha podido ser vista en ciertos países de América Latina, acaso por la "controversia política" que provoca el abordaje de un tema con vasos comunicantes con el genocidio perpetrado contra la población indígena de Guatemala y contra otros pueblos originarios del subcontinente.
La justicia seguirá siendo una utopía aún en el mundo abstracto del arte, ese que en teoría es la manifestación más amplia de la libertad creadora de los seres humanos. Sin arte, el mundo sería más horroroso de lo que es actualmente por su pesada carga de hipocresía, maldad y manipulación.
A cada rato y en todas partes somos objeto de manipulación de nuestros sentimientos y emociones en los medios de comunicación masiva (prensa, radio, televisión y redes sociales). Y a pesar de la existencia de algunos contrapesos, es imposible no ahogarnos en ese océano de "realidad conveniente".
Nota: La imagen con fines ilustrativos fue tomada de la cuenta de Twitter de la Embajada del Estado de Palestina en Colombia.
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