Las catapultas del fascismo



Por Godo de Medeiros

Quien crea que las redes sociales han contribuido a la democratización de la información pueda que se equivoque. El hecho de tener que pagar para llegar a una audiencia más numerosa y que se deba poner candado a las cuentas o perfiles para evitar la intromisión de gente molesta o violenta refuerza la premisa de que antes bien estamos en la curva ascendente de un renovado fascismo que terminará imponiéndose al menos en las que hoy son las catapultas de aquella corriente ideológica: Facebook y Twitter.

En la reciente entrega de los Premios Goya se presentó la actriz española Berta Vázquez y no bien apareció una imagen suya en las citadas redes se desató una tormenta de mensajes ofensivos por como lucía físicamente, hasta que la propia artista aplacó las maledicencias con una reflexión afortunada: "Las grandes mentes discuten sobre ideas (...) y las mentes pequeñas critican a los demás".

Un día después, la estadounidense Megan Fox fue el banquete de las "mentes pequeñas" que se ensañaron contra la también actriz, haciendo una parodia de la infidelidad de su pareja con la padecida semanas atrás por la cantante colombiana Shakira.

Y para acabar de llenar de morbo el escenario, el futbolista checo Jakub Jankto fue objeto de bufonadas cuando hace dos días declaró abiertamente ser homosexual, siguiendo los pasos de su colega Josh Cavallo, quien el pasado año se declaró gay.

Hasta aquí tal vez nadie ha advertido que el asunto va más allá de los estamentos del espectáculo y el entretenimiento masivos y que nos concierne a la totalidad de quienes usamos las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, especialmente quienes seguimos siendo invisibles a pesar de Facebook y Twitter.

Lo intimidante quizás sea el progreso significativo del fascismo con el consentimiento de los dueños de las gigantes tecnológicas que lucran con cuentas anónimas, perfiles falsos y granjas de bots que pronto echarán mano de herramientas como ChatGPT y Bard para hacer más sofisticada la guerra contra sus adversarios, que resultan ser quienes abanderan la defensa de la niñez, las mujeres, la igualdad y la identidad sexual.


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