Quitar la indignación de las calles: Versión impresa de elPeriódico deja de circular

Por Godo de Medeiros

A partir de mañana no tendremos más titulares de portada incisivos en los puestos de venta de periódicos en las calles y avenidas de Guatemala.

La Hora fue el primer medio escrito invitado recientemente a abandonar las calles que el periodismo valeroso ocupó tras ser abandonadas por las organizaciones populares, sindicales y estudiantiles que hasta mediados de la década de 1990 manifestaban en masa contra los abusos del poder político, militar y económico.

El turno ahora es de elPeriódico, la última fortaleza del periodismo diligente que había logrado mantener en circulación su formato impreso a pesar del sabotaje económico desplegado por las fuerzas oscurantistas durante un cuarto de siglo para impedir la socialización de la información incómoda.

Cuando por distintas razones cesaron las protestas callejeras del pueblo organizado, las portadas de medios de comunicación escrita como La Hora y elPeriódico se convirtieron en los altoparlantes desde los que fue sacudida la consciencia ciudadana y se nos mantuvo al tanto de los excesos de los malhechores de abolengo y arrabaleros.

Al desaparecer la versión impresa de elPeriódico, la ciudadanía se queda cual si fuera chofer de tráiler manejando de noche a toda velocidad y sin ninguna señal de tránsito que le advierta de la próxima curva, pendiente o zona de derrumbes.

El golpe es demoledor y no se trata solamente de que pasen a engrosar las filas de la incertidumbre económica las cinco mil o siete mil familias a las que el medio proveía de ingresos directa o indirectamente, sino que la población entera sale perdiendo al conculcársele el derecho a estar informada.

Guatemala pierde uno de sus referentes respetables en los que informarse de aquello que realmente le afecta. Y si bien es verdad que elPeriódico continuará su labor (como lo hace La Hora) en la web y en redes sociales, la interacción con el ejemplar impreso es insustituible.

Frente a esta desgraciada mutilación a los esfuerzos por ir sustituyendo los hábitos delincuenciales por unos cercanos al decoro, conviene mantener la moral del periodismo en lo alto a pesar del triunfo parcial de la propaganda y las relaciones públicas al servicio de quienes medran con el dinero público.

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