Las campanas doblan por nosotros

Texto | Godo de Medeiros

El encarnizamiento contra José Rubén Zamora y el personal de elPeriódico, así como en contra de la fiscal Samari Carolina Gómez, puede interpretarse como el festín de las fieras del circo romano, el final del simulacro de democracia que fue puesto en escena desde 1986 o el repique de las campanas que doblan por un pueblo que es conducido al paredón de fusilamiento.

Como en la Roma oprobiosa del primer siglo después de Cristo, pareciera como si los grupos criminales que fueron evidenciados por la Cicig y por las investigaciones de valerosos periodistas hubiesen dado la orden a sus  domadores y azuzadores para echar a las fueras encima de los gladiadores que resultan ser estos periodistas, jueces y fiscales perseguidos sin compasión alguna por desempeñar correctamente su trabajo en Guatemala.

Nos hallamos frente a la demolición del teatro de la democracia instaurado por los Estados Unidos en 1986. Ojalá no asistamos en breve al grotesco espectáculo del laberinto del tormento, el juego perverso de estos grupos sedientos de venganza que se puede suponer como que a usted lo dejen en el centro de ese recinto y luego metan a un caníbal para que le persiga mientras busca una salida que no existe porque todas las puertas están encajadas con concreto y acero.

A quienes todavía no logran descifrar el mensaje del oprobioso ataque contra Zamora, elPeriódico y la fiscal Gómez, que se suman a quienes están en prisión o siendo procesados en el país y a la comunidad guatemalteca de operadores de justicia en el exilio, habría que remitirlos a Las campanas doblan por ti, porque si la prensa, como institución social que ha desvelado el latrocinio impune que afecta a la totalidad de la población, es atacada con desfachatez, entonces quiere decir que la afrenta es en contra de todos nosotros, la sociedad, el pueblo, y que estamos siendo empujados hacia nuestra propia aniquilación.

Imagen: Getty Images