Absolver a los suyos acogiéndose a la Ley de la Ventaja

Texto | Godo de Medeiros

Desde el momento en que magistradas y magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de las cortes de Apelaciones ignoraron la Constitución al negarse a entregar sus cargos o presentar sus renuncias cuando vencieron los periodos para los que fueron designados, todo lo actuado en el “sistema de justicia” ha sido de hecho y no de derecho. En otras palabras, desde el 2019 nos encontramos en un régimen de facto (sin la figura visible del caudillo o jefe de un Golpe de Estado).

Pero como ni los reporteros de la gran prensa nacional se han dado cuenta de este detalle (máxime cuando estamos en la antesala de dos grandes finales de futbol: la del Real Madrid vs Liverpool por la Liga de Campeones de Europa y la del Comunicaciones vs Municipal por la Liga Nacional), quizás resulte incómodo para la población hablar de este asunto que es la respuesta a la pescozada moral que la Cicig le dio en su momento a las élites guatemaltecas que reaccionaron con este manifiesto: «De aquí en adelante jamás permitiremos que nadie nos diga corruptos ni criminales, así tengamos que volver a hacer lo que en décadas pasadas». Esta sentencia fue precedida por la famosa frase del ahora difunto expresidente Álvaro Arzú: «Yo firmé la paz, pero puedo hacer la guerra».

Y ha sido en este marco del régimen de facto en que fiscales y jueces han debido abandonar el país por amenazas de muerte, aunque se crea suspicazmente que ha sido el gobierno de los Estados Unidos el que “los ha sacado de la jugada” para que dejen en paz sus intereses comerciales en Guatemala.

Estados Unidos es el corazón y el hígado del capitalismo. No tiene amigos ni socios, sólo intereses. Si la guatemalteca y el guatemalteco de a pie, el hombre y la mujer que trabajan arduamente y con decencia de sol a sol, las personas que salen a rifarse el físico día a día para comprar comida y pagar las cuentas le interesaran a los Estados Unidos, bien habrían podido cerrar sus fronteras durante dos o tres semanas a todo tipo de comercio y transacciones monetarias (como lo están haciendo actualmente contra Rusia) esta sería la hora en que la Cicig seguiría con la tarea de extirpar los tumores a la moribunda Guatemala.

Ahora se nos vienen dos tornados.

El primero llegará cuando la Procuraduría de los Derechos Humanos complete el círculo de las instituciones controladas de facto y a usted se le ocurra “ir a poner una denuncia” por violaciones a sus derechos fundamentales (peor aún cuando los tribunales especializados en casos de muerte y violencia contra mujeres fueron transformados en tribunales de imprenta en una descarada burla hacia las víctimas y sus familiares). Y ni hablar si usted busca protección en el Ministerio Público o en la Corte de Constitucionalidad (la última instancia a la que se puede acudir para “corregir” un fallo judicial), porque a lo mejor ingresará con un síntoma de catarro y saldrá con enfisema pulmonar.

Del segundo tornado ni se preocupe, pues ya hemos comenzado a ver que quienes fueron encarcelados por ser mafiosos y criminales, por planificar o participar en el latrocinio responsable, entre otras cosas, de que la educación y la salud públicas sean una calamidad perpetua, han sido absueltos y lo seguirán siendo con tan solo acogerse a la Ley de la Ventaja (esa que sólo existe en la imaginación de narradores y comentaristas de futbol guatemaltecos y que en todo caso es una licencia para que los árbitros ejerzan el criterio parando o dejando seguir el juego cuando alguien hace un fábol).


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